
Una polémica se ha suscitado entre los cristianos por el siguiente texto: “sin embargo hemos reconocido que las personas no son justas como Dios las quiere por haber observado la ley, sino por la fe en Cristo Jesús. Por eso hemos creído en Cristo Jesús, y por las prácticas de la ley, porque el cumplimiento de la ley no hará nunca de ningún mortal una persona justa según Dios” Por un lado, hay quienes piensan que los párrafos del nuevo testamento dan lugar a que todos pensemos en que podemos hacer todo el mal que queramos, y que basta decir que creemos en Cristo para ganar el cielo. El primer protestante Marín Lutero decía en su obra “De la Cautiva de Babilonia”. Mira que rico es el cristianismo, que, aunque, quiera no puede perder su salvación por mas pecado que cometas, con tal persevere en creer. Porque ningún puede condenarlo sino es el de incredulidad. París 1908. Pero a la gran mayoría de los creyentes les queda una duda que como se verá, tiene sus raíces en la falta de cotejar este con otros pasajes de la biblia. Como los siguientes: Un hombre joven se acercó y le dijo maestro ¿Qué es lo bueno que debo hacer para conseguir la vida eterna? Jesús contesto ¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? Uno solo es bueno. Pero si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos. Como se ve en las palabras del mismo Jesús, cumplir los mandamientos consigue para cada uno la vida eterna, la salvación. San Pablo es más categórico: porque no son justos ante Dios los que escuchan la ley si no los que cumple. El herrero Alejandro me ha hecho mucho daño. El Señor le dará su merecido por lo que ha hecho. Desconfía tú también de él, ya que ha sido muy contrario a nuestra predicación. Medita estas cosas y fíjate en ellas. Así progresaras de tal manera que todos podrán darse cuenta, cuídate de ti y de cómo enseñas, persevera en ello. Si así obras, te salvaras tu y lo que te escuchan. Santiago es todavía más enfático: entiendan, pues, que uno llega a la rectitud atreves de las obras y no solo por la fe. San Pedro por su parte escribe: El padre que invoca no hace diferencia entre personas, sino que juzgan a cada uno según sus obras. En este sentido el Apocalipsis es terminante: A sus hijos heriste de muerte, así entenderán todas las iglesias que yo soy el que escudriña el corazón y la mente. Dando a cada uno según sus obras. Y a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante el trono, mientras eran abiertos unos libros, luego fue abierto otro, el libro de la vida. Entonces fueron juzgados de acuerdo con lo que está escrito en esos libros, es decir cada uno según sus obras. El mar devolvió los muertos que guardaba, y también la muerte y el lugar de los muertos devolvieron los muertos que guardaban y cada uno fue juzgado según sus obras. El mismo Jesús afirma: Todo árbol que no da buenos frutos de corta y se hecha al fuego. Por tanto, ustedes lo reconocerán por sus obras. El siguiente texto deshace el conflicto: creado entre estas citas bíblicas presentadas. Hermano si uno dice que tiene fe, pero no tiene obras, ¿de qué le sirve? Acaso lo salvara esa fe. Si un hermano no tiene con que vestirse ni comer, y ustedes le dicen: Que le vaya bien, caliéntese y aliméntese, sin darle lo necesario para el cuerpo; ¿de qué les sirve eso? Lo mismo ocurre con la fe, si no produces obras, muere solo. Y sería fácil decirle a uno, tú no tienes fe, pero yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostrare mi fe a través de las obras. Tú crees que hay un solo Dios, pues muy bien, pero eso lo creen también los demonios y tiemblan. Será necesario demostrarte, sino lo sabes todavía, que la fe sin obras no tiene sentido. Abraham, nuestro Padre, ¿No fue reconocido justo por sus obras, cundo ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? Ya vez que la fe acompaña a sus obras, y por sus obras su fe llego a la madurez…” Entiendan pues, que uno llega a la verdadera rectitud a través de las obras y no solo por la fe”. Porque, así como un cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe que no produce obras está muerta. El Maestro de la ley contesto. Amaras al Señor, tu Dios tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y amaras a tu prójimo como a ti mismo. Jesús le dijo! ¡Excelente respuesta! Haz eso y vivirás. Esto se hace más evidente cuando recordamos este otro pasaje bíblico. Los discípulos le dijeron: Ahora sí que hablas con claridad, sin usar parábolas. Ahora vemos que lo sabes todo y no hay porque hacerte preguntas creemos que saliste de Dios. Jesús les respondió. Ustedes dicen que creen. Está llegando la hora, y ya ha llegado, en que se dispersaran cada uno por su lado y me dejaran solo. Llama la atención que Jesús da a entender que la fe es creer no significa solamente decir creo o creemos, Jesús le hizo caer en cuenta que todavía no lo hacían. Lo mismo debe pensarse cuando nos preguntamos se la fe basta para entrar en el reino de los cielos, como dijo Martin Lutero. Jesús contesto esa pregunta. No basta en con decirme. ¡Señor! ¡Señor! Para entrar en el reino de los cielos; más bien el que hace la voluntad de mi padre del cielo. No podemos dudar de la fe del que dice. ¡Señor! ¡Señor! Para decir eso es necesario tener fe. Pero para Jesús, eso no basta, es necesario hacer la voluntad de Dios Padre. Si leemos el pasaje de las obras de misericordia lo entendemos mejor que el primero o castigo de la vida eterna dependerá de la fe y de las obras. Al despedirse de sus discípulos, Jesús les dijo. Vayan por todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he mandado a ustedes. El mismo San Pablo luchaba para permanecer salvo, castigo mi cuerpo y lo tengo bajo control, no sea que después de predicar a otro yo me vea eliminado. Pablo habla de una lucha para lograr la salvación. Es seguro entonces que la fe sola no salva. Otra propiedad que debe tenerse en cuenta es que amar a Dios es también cuestión de obras, no solo de fe. Hijitos no amemos con puras palabras y labios para afuera, sino de verdad y con hechos. En esto conoceremos que somos de verdad. Por otra parte, Jesús especifico como se lo ama. Si ustedes me aman guardaran mis mandamientos. El que guarda mis mandamientos después de recibirlos, ese es el que me ama. El que me ama a mi será amado por mi padre y yo también lo amaré.